El
CEIP
“FRAY
JUAN
DE
LA
CRUZ”
–
ANEJA,
acoge
la
exposición
“Apología
de
la
locura”,
en
la
que
exhibe
18
obras,
procedentes
de
la
Exposición
del
mismo
nombre
que
la
Real
Academia
de
España
en
Roma
y
la
Embajada
de
España
en
Roma
programaron
para
conmemorar
el
cincuenta
aniversario
del
68,
así
como
mostrar
la
obra
del
artista,
pionero
del
movimiento Pop Art en España.
Nicolás
Gless,
por
segunda
vez
expone
sus
obras
en
nuestro
centro.
La
primera
vez
con
motivo
de
la
visita
de
los
alumnos
a
su
exposición
en
la
Alhóndiga
segoviana,
donde
recrearon,
bajo
su
dirección,
los
motivos
de
sus
dibujos,
que
una
vez
fueron
terminados
se
mostraron
junto
a
los
originales.
Esta
segunda
vez
Gless
ha
querido
que
los
alumnos
convivan
un
mes con sus obras y a partir de su visualización procedan a recrear en su lenguaje nuevas obras, en un taller que tendrá lugar el día 15 de junio, a las 10 horas.
Imagen: Sexo y pasta al pomodoro. Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina
1. “Amor en Día de San Valentín” Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Viejos
amores
como
surgidos
de
una
retahíla
de
tangos
postreros,
de
esqueletos
surgidos
de
museos
de
antropología,
como
la
“Specola”
florentina
o
el
“Josephinum
“vienés.
Un
amoroso
esqueleto
entrega
su
corazón
llameante
a
una
mujer
fría,
gélida,
de
hielo,
que
aterrorizada
ante
el
llameante
regalo
retrocede.
La
escena
se
compone
de
arquitectura
electrográfica, efímera, como del sueño en el que acontece la escena. Medidas: 86 cm. x 47,9 cm
2. “Mujer felina” Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Estamos
ante
una
de
las
imágenes
que
muestran
la
idea
de
la
mujer
como
modelo
de
perversión,
su
relación
con
la
iconografía
de
mujer
vampiro,
felina,
despiadada.
Aquí,
es
esta
imagen,
arranca
el
corazón
de
su
víctima.
Mis
recuerdos
con
obras
de
Felicièn
Rops
con
su
obra
Sataniques,
Alfred
Kubin,
o
Fuseli
con
sus
pesadillas
nocturnas.
Además
aparecen
fragmentadas escenas de perversión sexual, crímenes y suicidio. Medidas: 85 cm. x 48 cm.
3. “Evas nocturnas en la Noche de Walpurgis” Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Una
constante
en
toda
mi
obra
es
lo
diabólico,
y
en
este
caso
se
manifiesta
en
estas
tres
brujas
que
componen
una
Noche
de
Walpurgis.
El
juego
de
palabras
viene
propiciado
por
el
anuncio
en
neón
“Save”,
que
al
revés
leemos
Evas.
No
voy
a
detallar
la
histórica
e
injusta
adjudicación
a
nuestras
Evas
de
todos
los
pecados
y
brujerías
que
la
humanidad
padeció.
En
el
centro
una
bruja
transformándose
en
felino,
montando
en
un
vampiro,
a
su
vez
en
un
fusil
ametrallador.
A
los
lados
dos
seductoras,
una
sobre
un
anuncio
de
hostelería y en el otro lado una mujer de hielo sobre la muerte y picoteada por un esqueleto de ave.
Medidas: 85,8 cm. x 48 cm.
4. “Medusa agonizando” Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Es
el
grito
de
la
angustia,
de
la
Medusa,
de
la
cabeza
cortada,
de
la
que
surgen
fantásticas
serpientes,
de
la
Gorgona,
que
pugnan
por
sobrevivir,
que
nos
llevan
a
imágenes
ya
clásicas
como
la
“Cabeza
de
Medusa”
de
Caravaggio,
el
“Perseo”
de
Cellini
o
la
cabeza
de
la
Medusa
de
Bernini
del
Campidoglio.
En
la
escenografía
aparecen
recuerdos
de
anuncios
de
neón de nuestros restaurantes y hoteles que en vida habitamos, tigres de papel abalanzándose sobre nuestros monstruos, sexo que se convierte en muerte. Medidas: 85,7 x 48 cm.
5. “Placer marino en Shell Beach” Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Es
el
sueño
de
unas
vacaciones
en
la
playa:
allí
aparecen
ninfas
surgidas
–no
del
mar-
sino
de
la
sombrilla
y
la
toalla
de
nuestro
lado,
acompañadas
ya
por
un
bello
macho
alfa
tatuado- que en la escena representa un dios tántrico con las hermosas sirenas, atrapadas por los tentáculos de nuestros inalcanzables deseos. Gloria para la vista.
Medidas: 85,8 x 48 cm.
6. “Paradise Garage”. Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Título
muy
sugerente
para
un
almacén
de
coches,
como
si
los
autos
hubieran
recuperado
nuestro
paraíso
perdido,
comprende
una
imagen
publicitaria
de
neumáticos
de
Rodchenko,
un
robot
preocupado
por
la
factura
del
Paraiso,
así
como
el
icono
del
automóvil
norteamericano,
pero
que
en
realidad
corresponde
a
mis
recuerdos
infantiles
madrileños:
ese
coche
estaba
aparcado
en
la
esquina
de
mi
calle,
y
el
garaje
exhalaba
un
narcotizante
olor
a
pinturas
y
disolventes,
que
me
hacían
permanecer
junto
a
su
puerta
largos
ratos,
olvidándome del encargo familiar, comprar la leche, el arroz. Medidas: 67,3 cm. x 48,3 cm.
7. “Trenes suicidándose”. Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
El
hombre
ha
programado
la
obsolescencia
de
todas
las
máquinas
que
nos
sirven:
la
fotocopiadora,
el
aspirador…
Esa
premisa
que
pone
fin
a
la
vida
útil
de
todo
aquello
que
nos
rodea,
pudo
ser
llevado
también
a
las
locomotoras
que
conducen
nuestros
destinos,
y
desprogramarse
sádicamente
en
mitad
de
una
curva
o
una
recta,
o
ponerse
de
acuerdo
con
un semáforo, un cambio de agujas…Tener deseos de volar, estrellarse. La culpa siempre será del maquinista. Caso cerrado.
Medidas: 85,7 cm. 48 cm.
8. “Los místicos”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Una
imagen
que
pretende
reflejar
el
masoquismo
imperante
en
nuestra
sociedad
barroca,
llevado
a
un contexto actualizado, donde no hemos revertido nuestras viejas supersticiones.
Medidas: 50 x 35 cm.
9. “La Cicogna”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Junto
a
la
Puerta
de
San
Juan
(Laterano)
hay
un
establecimiento
con
el
nombre
de
“Cicogna”,
que
en
esta ocasión me ha servido para realizar esta obra como recuerdo de mi última estancia en Roma.
Medidas: 66’5 x 46’7 cm.
10. “Perversidad”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Esta
obra
refleja
imágenes
de
la
mujer
fatal,
perversa,
idealizada
a
través
de
infinidad
de
relatos
o
películas,
y
que
ahora
resulta
políticamente
incorrecta,
como
muchas
imágenes
que
pueblan
mi
obra,
pero
también
es
incorrecto
hoy
día
mostrar
personajes
fumando…
todo
ello
nos
llevaría
a
destruir
el
99%
de
siglos
de
producción
cultural
si
eliminamos
los
iconos
culturales
que
nos
precedieron.
La
serpiente
me
llamó
la atención contemplarla a los pies de la Virgen, ahora la veo reptando entre las piernas de la mujer fatal.
Tengamos
cuidado
con
la
censura,
siempre
atenta
contra
la
libre
expresión
cultural:
Facebook
elimina las imágenes que reproducen desnudos, aunque sean esculturas romanas y estén en el Vaticano.
Medidas: 50 x 35 cm.
11. “Velocidad demoníaca”. Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Un
cúmulo
de
imágenes
diabólicas,
panteras,
gatos
perversos,
siempre
vinculados
a
la
hechicería,
brujería
y
supersticiones,
asociadas
a
la
estética
del
automóvil
hot-rod
que
circula a gran velocidad pilotado por un ser demoníaco. Mejor no cruzarse en su camino. Medidas: 67,2 cm. x 48 cm.
12. “Las brujas”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Nuestro
universo
está
poblado
de
innumerables
seres
diabólicos,
no
solo
tenemos
los
clásicos
que
nuestros
ancestros
describieron
e
ilustraron
sino
que
los
hemos
aumentado
hasta
el
infinito
a
través
de
la
literatura
y
el
cine.
Es
la
permanente
lucha
entre
el
bien
y
el
mal,
pero
esta
clasificación
es
muy
elemental,
estando
viciada
en
origen,
ya
que
quien
lo
predetermina
no
es
otro
que
el
poder
establecido
que
demoniza
al
opositor.
Medidas: 50 x 35 cm.
13. “Rice Bowl”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Este
dibujo
expresa
la
paradoja
de
los
elementos
modernos
representados
con
anuncios
de
tubos
de
neón,
con
la
aparición
de
viejas
deidades
–la
religión
y
sus
consecuencias-
que
vertebran
nuestra
sociedad,
siendo atadura a nuestros más reaccionarios dogmas.
Medidas: 50 x 35 cm.
14. “Poker Palace”
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Un
conjunto
de
imágenes
vinculadas
a
la
suerte
en
el
juego,
de
una
serie
de
obras
que
realicé
sobre
los
casinos,
especialmente
de
Las
Vegas
y
Reno.
Un
angelote
toca
la
manilla
de
la
máquina
de
apuestas
que
nos
da
el
premio
en
monedas,
mostrando
lo
inocente
que
resulta
apostar
nuestros
ahorros
en
los
casinos
mafiosos.
Medidas: 50 x 35 cm.
15. “Heinz Ketchut: Amor a primera vista en la trattoria”. Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Representa
la
cópula
de
un
dios
tántrico
con
su
compañera
divina,
con
sus
brazos
terminados
en
tenedores
con
spaghetti.
Expresa
nuestros
instintos
más
primarios
y
la
inmediated
con
que
deseamos
realizarlos.
El
frasco
de
kétchup
–es
evidente
su
carácter
fálico-
del
que
sale
la
salsa/esperma,
que
inunda
toda
la
escena:
la
chispa
de
la
vida.
El
disparo
del revólver dirigido a la calavera suicida, es mi propio suicidio. Medidas: 67 cm. x 48 cm.
16. “Calle de vampiros”.
Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Nuestra
cultura
está
largamente
influida
por
Drácula
de
Bram
Stoker,
además
de
la
novela,
por
las
películas
producidas
por
la
“Hammer”,
creadora
de
numerosos
mitos
en
torno
al
vampirismo,
poniéndole
rostro Cristopher Lee o Peter Cushing.
Este dibujo también respira el aire de la Noche de Walpurgis de Gustav Meyrink.
Medidas: 67,4 cm. x 48 cm.
17. “El Caos de la Guerra”
Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina
Son
numerosas
mis
obras
que
reflejan
mi
estado
de
ánimo
ante
las
guerras,
si
es
que
tiene
uno
algún
ánimo.
Yo
pertenezco
a
aquellas
que
abrían
los
noticiarios
televisivos
en
grises
con
los
B
52
bombardeando
Vietnam.
Aquí
aparece
el
color
para
reflejar
el
ataque
desde
una
carlinga
antiaérea
a
un
mitsubitshi
ya
en
fase
de
destrucción.
Eso
sí,
la
pantera
está
tratando
de
averiguar
cómo
se
abre
la
carlinga
para
devorar
al
artillero.
Es
un
círculo
vicioso.
Además
la
locomotora
también
se
está
suicidando
y
una
enfermera
de
la
Cruz
Roja
vuela
sobre
una
bomba.
En
la
guerra
también
somos
humanitarios
y
a
la
vez
que
bombardeamos
a
la
población
civil
negociamos
treguas
para
llevarles
víveres
y
Médicos
sin
Fronteras…
Luego llegarán los urbanistas y arquitectos a ordenar los escombros: en una guerra ni todos mueren ni todos se arruinan. Medidas: 86,8 x 48,8 cm.
18. “Cultura e Iglesia”.
Dibujo a tinta y lápices de color sobre cartulina.
Es
una
encrucijada
diaria
en
mi
devenir
por
la
ciudad
de
Segovia.
A
la
derecha
una
de
las
iglesias
emblemáticas
del
románico
segoviano,
y
a
su
izquierda
la
Cárcel
Real,
hoy
Biblioteca,
donde
acudo
diariamente.
Lo
de
la
iglesia
ardiendo
no
es
porque
sea
agnóstico
(inofensivo),
es
que
erróneamente
pensé
que
un
rayo
alcanzó
su
chapitel
y
las
pavesas
destruyeron
la
antigua
sinagoga.
De
la
Biblioteca
sale
un
bicho raro escapado de Kafka, Lovecraft o Ambrose Bierce.
Medidas: 67,2 cm. x 48 cm.
EL DIA DE SEGOVIA
Fin de semana 23 y 24 de diciembre de 2017
AURELIO MARTÍN / SEGOVIA
PROTESTA Y POP EN ROMA
El
artista
Nicolás
Gless,
afincado
en
Segovia,
inaugura
con
la
muestra
“Apología
de
la
locura”,
con
medio
centenar
de
obras
con
origen
en
el
diseño
gráfico,
en
una
iniciativa
de la Embajada de España en Roma con motivo del cincuenta aniversario del 68
Nicolás
Gless
(Mirueña
de
los
infanzones,
Ávila,
1950),
se
considera
diseñador
gráfico
por
encima
de
todo,
incluso
recurre
a
su
pasado
cuando
a
los
22
años,
realizó
ya
un
trabajo
para
el
Museo
de
Arte
Contemporáneo.
Si
se
le
quiere
encasillar
en
alguna
tendencia
responde
de
inmediato:
“Soy
un
pintor
pop-art,
pero
no
vinculado
a
Andy
Warhol
ni
a
Roy
Lichtenstein,
sino
más
bien
al
diseño
gráfico
de
los
sesenta
o
setenta de revistas como Graphics, de ahí parto yo”.
Con
esta
presentación
se
entiende
que
este
artista
afincado
en
Segovia
desde
hace
más
de
treinta
años,
haya
sido
elegido
por
la
Real
Academia
de
España
en
Roma
para
ser
preámbulo
del
programa
“Pop
y
protesta”,
que
parte
de
una
iniciativa
de
la
Embajada
de
España
en
Italia,
con
motivo
del
50
aniversario
del
68
en
el
que
participarán diversas instituciones culturales españolas.
El
escritor
y
periodista
fallecido
Moncho
Alpuente
decía
de
Nicolás
Gless
–compañero
de
la
también
pintora
Pilar
Coomonte-
que
era
uno
de
los
pioneros
del
pop-
art
en
España
y,
si
no
hubiera
existido
este
tipo
de
arte
del
siglo
XX
–que
emplea
imágenes
de
la
cultura
popular
tomadas
de
los
medios
de
comunicación,
desde
anuncios
a comics u objetos culturales mundanos, entre otros-, él lo habría inventado.
Plaza Mayor en la tranquilidad de una tarde dominical
El
CEIP
San
Juan
de
la
Cruz
ha
seleccionado
algunos
textos
aparecidos
en
la
prensa
segoviana
con
motivo
de
su
exposición
en
Roma
y
que
definen
perfectamente
su
obra,
en
parte expuesta en nuestro centro:
En
el
universo
de
interminables
autopistas,
gasolineras
y
grafitis
callejeros,
en
la
obra
de
Gless
se
encuentran
también
figuras
vampíricas
y
espíritus
diabólicos,
así
como
multitud
de
brillantes
carteles
publicitarios
que
llenan
las
ciudades
y
las
despojan
al
mismo
tiempo
de
su
humanidad,
llevando
la
locura,
a
la
que
hace
referencia
el
título
de
la
muestra:
“Apología della follia” (“Apología de la locura”).
En
la
exposición
de
Roma,
inaugurada
la
tarde
de
este
martes,
el
artista
plantea
su
visión
personal,
tanto
en
la
selección
de
cincuenta
obras
como
en
la
documentación
que
las
acompaña
y
en
su
proceso
de
autoedición.
Si
hay
una
característica
diferenciadora
es
que
incorpora
nuevos
elementos
a
la
obra,
ya
que
el
estilo
se
había
quedado
congelado
en
una
imagen,
como
la
cara
de
Marilyn
Monroe,
de
Warhol:
“Evoluciono
ese
mundo,
incorporo
permanentemente
nuestra
cultura,
la
de
los
mass
media,
la
que
vemos
continuamente,
carteles,
hamburguesas…aparte
de
la
imaginería
muy
de
los
sesenta,
como
el
sadomaso,
que
entonces
parecía
muy
ingenua,
pero
ha
ido
evolucionando”, matiza Gless.
COMIC.
Su
producción
está
realizada
a
tinta
y
lápices
de
colores
y
sus
obras
beben
del
op-art
o
arte
óptico,
además
del
pop,
recogiendo
numerosos
elementos
del
mundo
del
cómic
que
muestran
lo
que
se
ha
denominado
“Ciudad
electrográfica”.
Con
ello
quiere
definir
arquitecturas
de
ciudades
como
Madrid,
Segovia
o
Roma
y
cómo
discurre
la
vida
en
la
noche,
como
atracción
del
viandante,
porque
por
la
mañana
desaparece
todo
y
se
ve
una
arquitectura
grisácea
mientras
los
peatones
caminan
hacia
sus
trabajos.
En
las
“Ciudades
electrográficas”,
algunas
pin-up
emiten
mensajes
sobre
lo
que
el
autor
considera
la
“nociva
actitud
de
conducta
y
consumo:
comida
basura,
juego
mafioso,
tráfico
de
armas,
sadomasoquismo…”.
En
esa
exaltación
de
imágenes
que
saltan
en
la
calle
a
la
vista
del
autor,
su
obra
se
representa
también
desde
el
vampirismo,
una
mitología
de
finales
del
siglo
XVIII
o
la
licantropía.
También
hay
coches
volando
y
dibujos
que
pertenecen
a
la
piel,
el
tatuaje,
un
mundo
húmedo,
en
cierto
modo
perverso
del incansable hombre de mar.
Y
con
su
obra
bajo
el
brazo,
representando
al
arte
pop
español,
ha
llegado
a
Roma
quien,
de
chaval,
se
formó
en
una
escuela
de
diseño
gráfico
junto
a
la
Puerta
del
Sol,
heredero
de
una
época de protesta y acelerados cambios culturales.
El ADELANTADO DE SEGOVIA.
Martes 26 de Diciembre de 2017. CULTURA.
Nicolás Gless hace en Roma
APOLOGIA DE LA LOCURA
El
artista
afincado
en
Segovia
expone
por
primera
vez
en
la
capital
italiana su reconocible y original
propuesta artística.
El
artista
español
afincado
en
Segovia
presenta
por
primera
vez
en
la
Real
Academia
de
España
en
Roma
la
exposición
Apología
de
la
locura
una
muestra
de
la
producción
que
ha
llevado
a
cabo
en
los
últimos
años.
Realizadas
a
a
tinta
y
lápices
de
colores
sobre
cartulina,
sus
obras,
que
beben
del
op
ar
y
del
pop
y
recogen
numerosos
elementos
del
mundo
del
cómic,
nos
muestran
lo
que
se
ha
denominado
“ciudad
electrográfica”,
con
una
estructura
de
arquitectura
e
ingeniería
sobre
la
que
algunas
pin-up
emiten
mensajes
sobre
nuestra
nociva
actitud
de
conducta
y
consumo:
comida
basura,
juego
mafioso,
tráfico
de
armas,
sadomasoquismo, etc.
En
su
universo
de
interminables
autopistas,
gasolineras
y
grafitis
callejeros,
encontramos
también
figuras
vampíricas
y
espíritus
diabólicos
y
multitud
de
brillantes
carteles
publicitarios
que
llenan
las
ciudades
y
las
despojan
al
mismo
tiempo
de
su
humanidad,
llevándola
a
la
locura
a
la
que
hace
referencia
el título de la muestra.
En
esta
exposición
el
propio
artista
plantea
su
visión
personal,
tanto
en
la
selección
de
las
obras
como
en
la
documentación
que
las
acompaña,
como
parte
de
su
proceso
de
autoedición.
La
muestra
parte
de
una
iniciativa
de
la
Embajada
de
España
en
Italia
y
sirve
de
preámbulo
al
programa
“Pop
y
protesta”,
impulsado
por
la
Consejería
de
Cultura
de
esta
embajada
con
motivo
del
50º
aniversario
del
68
y
en
el
que
participarán
diversas
instituciones
culturales
españolas en Italia.
En
la
inauguración
de
la
exposición:
Pilar
Coomonte,
Ion
de
la
Riva,
Consejero
de
Cultura
de
la
Embajada
de
España,
Nicolás
Gless
y
Ángeles
Albert,
Directora
de
la
Real
Academia de España en Roma.
Toda
la
última
obra
de
Nicolás
Gless
se
puede
reunir
bajo
el
título
de
Apología
de
la
locura,
con
obras
donde
aparece
lo
diabólico
y
lo
infernal,
aunque
no
es
nuevo
en
su
producción,
ya
que
a
finales
de
los
años
setenta
inició
una
serie
de
imágenes
llamada
Diablomaquia,
inspirada
en
sus
lecturas
de
Baudelaire,
Lautrémont
y
Mallarmé,
pero
también
en
Dante
y
en
las
representaciones
pictóricas
medievales
y
renacentistas
como
las
de
la
capilla
de
San
Brizio
de
la
catedral
de
Orvieto,
donde
Luca
Signorelli
representa
el
Juicio
Final,
el
Anticristo
y
el
Diablo.
Otro
de
los
motivos
representados
en
su
producción
se
vincula
con
la
fantasía
de
la
cultura
erótica
de
la
dominación
y
la
sumisión,
de
larga
tradición
también
en
la
literatuta,
con
fuentes
de
inspiración
como
la
Venus
de
la
pieles
del austríaco Leopold von Sacher-Masoch (1870).
Gless
es
coleccionista
de
grabados
japoneses,
en
los
que
reconoce
una
estética
completamente
hermética
que
hace
imposible
imitarlos,
pero
sí
existe
una
coincidencia
entre
su
obra
y
la
de
los
artistas
del
ukiyo-e:
la
ausencia
de
sombras,
ya
que
en
la
obra
de
Gless
aparecen
únicamente
para
potenciar
la
perspectiva.
La
magia
de
los
grabados
japoneses
está
presente
en
el
subconsciente
del
artista,
sobre
todo
los
fantasmas, espectros y demonios femeninos.
INFLUENCIAS Y OBSESIONES
Además
de
la
influencia
nipona,
es
evidente
la
presencia
en
su
obra
de
la
iconografía
estadounidense,
de
donde
extrae
imágenes
de
pin-ups
surgidas
de
las
revistas
Eyeful,
Beauty
o
Titter,
que
son
secuestradas
por
robots
o
se
sumergen
en
copas
de
Martini.
Las
figuras
femeninas
recuerdan
a
las
muñecas
de
silicona
de
gran
realismo,
de
modo
que
es
difícil
distinguir
si
representan
a
mujeres
reales
o
a
estas
muñecas.
La
exposición
de
la
obra
de
Nicolás
Gless
(arriba,
a
la
izquierda),
puede
verse
en
las
salas
de
la
real
Academia
de
España
en
Roma,
desde
el
pasado
19
de
diciembre,
en
la
que
el
artista
abulense
deja
ver
su
particular
universo
creativo,
marcado
por
influencias
del
cómic,
la
cultura
japonesa
o
los
tatuajes.
Otra
de
las
obsesiones
de
Gless
son
las
armas,
representadas
como
elemento
de
poder
y
destrucción,
pero
también
como
imagen
fálica,
asociadas
a
señoritas
diabólicas
que las portan o montan sobre ellas.
Los
tatuajes,
presentes
desde
sus
primeras
obras,
son
un
recuerdo
de
“El
hombre
ilustrado”
de
Ray
Bradbury
(1951),
que
influyó
en
el
artista
durante
los
años
setenta.
Estos
dibujos
sobre
la
piel
humana
siempre
fueron
sospechosos
de
pertenecer
al
mundo
de
la
mala
vida,
de
los
bajos
fondos
de
las
ciudades
portuarias,
y
de
las
ferias
de
fenómenos
y
atracciones,
como
refleja
Otto
Dix
en
su
obra
Suleika,
el
prodigio
tatuado
(1920).
Pero
la
presencia
del
tatuaje
proviene
también
de
la
estética
del
mencionado
Kuniyoshi,
que
diseñó
la
magnífica
serie
Ciento
ocho
héroes
de
la
Suikoden
(1827-30),
personajes
legendarios surgidos durante el período Ming.
Nicolás
Gless
(Mirueña
de
los
Infanzones
(Ávila,
1950)
realiza
estudios
artísticos
en
dos
Escuelas
de
Artes
y
Oficios
de
Madrid
y
posteriormente
estudios
diseño
gráfico
y
publicidad.
Trabaja
como
diseñador
gráfico
desde
1972
para
el
Museo
Español
de
Arte
Contemporáneo
y
la
Dirección
General
de
Bellas
Artes,
entre
otros.
También
diseña
cómics
y
viñetas
humorísticas
para
La
Codorniz
y
otras
publicaciones.
En
1976
expone
en
Madrid
sus
vistas
urbanas
de
gran
formato,
donde
aparecen
ya
sus
ciudades
electrográficas
y
sus
mujeres
voluptuosas.
En
esta
década,
junto
a
su
mujer,
Pilar
Coomonte,
realiza retratos en la sección de Cultura de El País.
EL NORTE DE CASTILLA
Lunes, 29 enero 2018
CÉSAR BLANCO ELIPE / Segovia
ICONOGRAFÍA DE LA PERVERSIÓN
Tras
clausurar
«la
maravillosa
experiencia»
de
su
exposición
en
Roma,
Nicolás
Gless
piensa
ya
en
una serie dedicada a los «papas diabólicos»
Los
cuadros
de
Nicolás
Gless
abandonan
el
sensacional
cobijo
de
la
Real
Academia
de
España
en
Roma.
Allí
han
estado
expuestos
las
últimas
semanas;
pero
la
mirada
del
artista
abulense
afincado
en
Segovia
permanece
en
la
ciudad
eterna.
La
‘Apología
de
la
locura’,
que
era
el
título
que
bautizaba
esta
muestra
internacional,
queda
ya
grabada
en
la
memoria
de
espectadores
y
del
propio
autor,
quien
puede
presumir
de
haber
sido
el
primer
artista
en
inaugurar
el
año
que
la
embajada
de
España
en
Italia
y
la
propia
Real
Academia
conmemoran
las
revueltas
estudiantiles
de
1968.
«Revuelta,
que no revolución, porque al final no triunfó», matiza Gless.
Aquel
poso
alborotador,
inquieto
e
inconformista
sí
ha
perdurado
en
el
espíritu
creador
del
pintor,
considerado
el
precursor
y
pionero
del
pop
art
en
España.
Así
se
lo
ha
reconocido
la
Real
Academia
de
España
en
Roma
con
la
exposición
en
la
que
Gless
ha
vuelto
a
jugar
para
provocar
y,
hasta
cierto
punto,
pervertir.
Solo
el
día
de
la
inauguración
se
acercaron
a
descubrir
la
obra
del
segoviano
alrededor
de
150
personas,
entre
ellas
una
nutrida
representación
de
artistas
relacionados
con
disciplinas
como
el cómic, el tatuaje o con el diseño gráfico.
Precisamente
esa
formación
gráfica
dibujó
el
acceso
al
arte
de
Nicolás
Gless,
quien
arguye
cómo
«mi
experiencia
en
el
diseño
gráfico
y
mi
gusto
permanente
por
el
humanismo
han
hecho
que
mi
obra
sea
muy
urbanita
y
arquitectónica».
A
partir
de
ahí,
Gless
recupera
«la
publicidad
electrográfica»,
que
se
refleja
y
brilla
como
en
ningún
otro
sitio
en
los
anuncios
de
neón,
que
a
su
vez
componen
los
espacios
en
los
que
el
autor
da
vida
a
sus
obras.
Luego,
puebla
esos lugares con «seres demoniacos».
Máscaras. Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
Monstruos modernizados
Insiste
en
hacer
ver
y
entender
la
evolución
de
su
particular
y
singular
revuelta
creativa.
«Sin
perder
el
punto
de
apoyo
urbano
y
arquitectónico,
se
han
ido
poblando
de
noche
con
seres
monstruosos,
que
por
ejemplo
Goya
también
refleja;
yo
los
he
recuperado
y
modernizado»,
explica.
Y
ahí
entra
en
liza
su
apología
del
tatuaje,
en
el
que
predominan
los
dragones,
los
samuráis,
los
tigres...
«En
lugar
de
caminar
sobre
un
tigre
real,
camino
sobre
uno
de
papel»,
deja
entrever
el
artista
al
afirmar
que
«todos
los
instintos aparecen en los dibujos, donde soy más explícito». Esa es su perversión.
El
pintor
ha
hilado
en
‘Apología
de
la
locura’
una
narración
participada
por
«seres
procedentes
de
viejos
mitos
y
arcanos,
muchos
de
los
grecorromanos,
revividos
en
el
Renacimiento
y
en
nuestra
época
por
el
cine,
las
series
televisivas
o
los
videojuegos».
En
esa
descripción
entran
en
juego
el
vampirismo
y
la
licantropía.
«Ésta
última,
todavía
en
el
siglo
XVII,
se
creía
que
procedía
de
la
melancolía,
estado
del
que
nace
la
obra
de
arte
y
estado
en
el
que
permanece
habitualmente
el
artista»,
desentrañaba al explicar la motivación de la exposición.
Convivir con Bramante
«La
experiencia
ha
sido
maravillosa»,
comenta
al
resumir
la
estancia
romana
personal
y
de
su
trabajo;
sobre
todo
porque
su
concepción
artística
«ha
compartido
espacio
histórico
con
una
obra
cumbre
del
Renacimiento
como
es
el
templete
de
San
Pietro
in
Montorio,
de
Bramante».
Podría
decirse
que
la
exposición
romana
ha
supuesto
para
Nicolás
Gless
su
reencuentro
con
su
yo
creativo
y
la
reafirmación de éste.
«Soy
humanista,
renacentista
y
urbanita»,
se
ratifica
el
autor,
quien
desvela
que
antes
de
titular
la
colección
presentada
en
Italia
había
pensado
en
otro
nombre
para
esta
serie
de
obras
en
las
que
une
su
idea
y
técnica
artísticas
con
las
revueltas
del
68.
Aquella
denominación
que
todavía
utiliza
al
explicar
el
sentido
y
contenido
de
la
muestra
es
la
de
«la
iconografía
de
la
perversión».
Gless
la
encaja
en
una estructura arquitectónica, a veces sólida y monumental y otras, ilusoria.
Volverá
a
Roma
en
verano,
avanza.
Durante
sus
viajes
a
la
capital
italiana
ha
estado
dibujando
y
tomando
apuntes
y
bosquejos
para
hacer
«una
gran
serie
sobre
Roma».
Tiene
la
urbe,
la
arquitectura...
pero
¿y
los
monstruos?
«Pienso
en
los
papas
diabólicos
por
sus
injusticias,
como
el
que
mandó
degollar
a
Beatrice
Cenci
o
el
que
insta
a
hacer
la
fuente
de
Bernini
y
luego
sube
los
impuestos
a
la
gente
para
que
lo
paguen», empieza a vislumbrar Gless
Samurai fiero con su chihuahua harto de la comida basura
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre cartulina.
La obra de Nicolás Gless se puede consultar en su página Web ó en Pinterest, entre otras publicaciones:
Para contactar: ngless@yahoo.es