La
educación
debe
ser
un
medio
para
llegar
a
la
libertad,
la
autonomía,
la
independencia
y
la
solidaridad
humana,
que
a
su
vez
nos
llevará
al
desarrollo
de
la
paz.
La
educación
es
un
proceso
natural
que
se
desarrolla
espontáneamente
en
los
niños/as,
no
es
adquirida,
sino
que
se
da
a
través
de
las
experiencias,
tocando,
explorando acercándose a la realidad, interactuando con el entorno.
La
educación
debe
ser
respetuosa
con
los
ritmos
de
cada
niño/a,
intentando
sacar
de
ellos
todas
sus
potencialidades
y
capacidades
individuales,
a
través
de
la
interacción
con
un
ambiente
adaptado,
trabajando
desde
la
vida
práctica,
y
fomentando
la
inteligencia
emocional,
intelectual
y
social.
Cada
niño
debe
seguir
un
proceso
individual,
simplemente
guiado
por
un
educador,
que
potenciará
sus
habilidades de manera integral.
El
niño/a
debe
ser
protagonista
de
su
aprendizaje,
con
el
adulto
como
guía,
con
el
objetivo
de
adquirir
responsabilidad
y
autonomía,
aprendiendo
de
una
manera
dinámica y entretenida, que tiene su arranque en la motivación.
El
ambiente
en
el
que
el
niño
debe
desarrollarse
debe
ser
ordenado,
luminoso,
estético, simple y real, donde cada objeto tiene la razón de ser en su desarrollo.
Tiene
la
finalidad
de
potenciar
todas
las
áreas
del
desarrollo,
como
ciencias,
lenguaje,
matemáticas,
artes
y
junto
con
ellos
potenciar
las
habilidades
sociales,
autoestima,
orden,
perseverancia,
concentración,
autonomía,
independencia,
amor, …, entre muchas más.
Los
niños
deben
aprender
a
través
de
juegos
relacionados
con
la
vida
práctica,
experimentando
y
operando
con
material
concreto
y
real,
consiguiendo
que
al
aprendizaje se adquiera por descubrimiento individual.
En
definitiva,
la
educación
del
niño/a
se
entiende
como
una
ayuda
a
su
desarrollo
entregándoles
las
herramientas
necesarias
en
el
momento
oportuno
para
que
pueda
ascender,
siendo
en
el
futuro
adultos
felices,
emocionalmente
sanos y con capacidad crítica y analítica.
Hay
métodos
que
desarrollan
este
modo
de
aprendizaje,
como
el
Montessori
o
el
Waldorf
y
en
ellos
nos
basamos.
Por
supuesto,
no
tienen
nada
que
ver
con
preparar
al
niño
para
realizar
en
el
futuro
un
determinado
trabajo,
a
través
de
un
currículo igual para todos, con pautas y ritmos prreestablecidos.
La preparación para la vida se puede concretar en tres aspectos:
–
Formar
a
los
chicos
en
la
libertad
y
en
la
aceptación
de
la
responsabilidad
personal.
– Formarles en la solidaridad y servicio a los demás.
–
Aprender
a
llevar
una
vida
honesta
que
se
fundamenta
en
el
ejercicio
de
las
virtudes y valores.